• Oraciones e himnos de Santa Clara de Asís
Oraciones e himnos de Santa Clara de Asís

Oraciones e himnos de Santa Clara de Asís

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Prólogo.


A distancia de más de ocho siglos miramos a la obra de santa Clara como iniciadora y fundadora de una forma de vida evangélica y no podemos menos de pensar que fue una obra de Dios.


Al igual que la obra de san Francisco, la de Clara fue un nuevo amanecer en el horizonte medieval de la Iglesia, que la llenó de luz y de esperanza. Así se expresa la Leyenda de Santa Clara, su más antigua biografía: A estos modernos fundadores (Francisco y Clara) y a sus fieles seguidores me atrevía a proclamarlos -lumbreras del orbe, guías del camino, maestros de la vida-, pues por ellos surgió un sol de mediodía en aquel mundo crepuscular, para que vea la luz quien caminaba en tinieblas.


Y refiriéndose más en concreto al florecer de vocaciones que supuso el carisma religioso de Clara, sigue diciendo la misma biografía: "Se esparce, en efecto, poco después, la opinión de santidad de la Virgen Clara por las regiones vecinas, y tras el olor de sus perfumes corren de todas partes las mujeres. Todas con fervorosa emulación desean servir a Cristo. Todas aspiran a hacerse partícipes de esta vida angélica que Clara esclareció, unas encerrándose en el claustro, otras desde sus hogares".

Santa Clara, sierva de Cristo y Plantita de San Francisco.

He aquí dos títulos que nos descubren la personalidad cristiana de Santa Clara. Dos títulos que incluyen dos relaciones fundamentales de su vida.
Recordemos unas palabras suyas que expresan el modo cómo combina estas dos relaciones: "El Hijo de Dios se ha hecho para nosotros Camino, y ese camino nos lo ha mostrado y enseñado, con la palabra y el ejemplo, nuestro Padre San Francisco, verdadero amante e imitador suyo" (Test. 5)

Ante todo, debemos constatar que la prioridad es indudablemente para Jesucristo. De Él se declara repetidas veces "sierva indigna", significando que servir a Cristo no es simplemente una obligación sino, sobre todo, un privilegio.
Así se puede ver leyendo sus cartas, en las que Clara presenta su vida consagrada a Dios como una relación íntima, personal y esponsal con Jesucristo.


En otras ocasiones ella se llama "humildísima e indigna esclava de Cristo", "esclava inútil de las siervas del Señor", "esclava humilde de Jesucristo", "sierva de Cristo".

Pero es interesante observar que en tres ocasiones ella relaciona su servicio a Jesucristo con su dependencia de San Francisco. Esta dependencia viene incluida en la expresión "plantita del beatísimo Padre Francisco" (Test. 49).
Por el texto del Testamento antes citado, se puede entender que para Clara el haber conocido a Francisco y haberse dejado guiar espiritualmente por él, fue una garantía para descubrir el camino del Servicio a Cristo.
Ella lo dice expresamente en otro pasaje de su Testamento: "El Señor nos dio a nuestro beatísimo Padre Francisco como ayuda en el servicio de Cristo y en las cosas que prometimos a Dios" (Test. 48).1

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