Fray Patricio de Villaviciosa

Fray Patricio de Villaviciosa

Fray Patricio de Villaviciosa (Antonio Vargas Nevado).

Nació en Villaviciosa de Córdoba el 29 de diciembre de 1916.

Tomó el hábito a los 18 años y un año después, en 1953, hizo su profesión temporal en la Orden Capuchina: la profesión perpetua la emitió en Sevilla el 15 de noviembre de 1938.

Su nombre no aparece nunca en el texto, pero sí su personalidad, su inconfundible estilo, su curiosidad intelectual, la minuciosidad de su recopilación de datos y su apasionamiento, además de sus circunstancias personales y el objetivo de las memorias.

¿Y qué más, cómo era el P. Patricio?...

Este cordobés, bajo de estatura y crecido de carácter; trabajador incansable, constante, fue durante años en nuestro Seminario Seráfico de Antequera profesor de muchas generaciones de frailes que pasaron por aquel semillero franciscano, del que también fue director un tiempo.

Sus materias eran las lenguas clásicas, solfeo, música y piano.

Cualquier lector puede preguntarse cómo se podían abarcar disciplinas tan dispares, y habría que contestarle que mucho más dispares se solían impartir, por ejemplo por la mañana física y química y por la tarde literatura.

Es que los profesores de Antequera debían ser "todoterrenos".

El trabajo asiduo y gustoso de los textos convirtió a Fray Patricio en un buen latinista.

La enseñanza del solfeo, gregoriano y piano, sin embargo, solo lo llevó a gustar de la música clásica, poder dirigir el coro del Seminario y armonizar la liturgia.

Además de sus tareas pastorales, aún sacaba tiempo para su pasión que era la literatura clásica, las bibliotecas y los archivos.

Titular del Archivo Provincial de los Capuchinos de Andalucía (APCA), a él se le debe la primera catalogación completa.

Se trata de una catalogación "artesanal", formada por un fichero de personas y otro topográfico sin otro sistema que el de servir de hilo de Ariadna para el estudioso, pero apta y suficiente para no perderse en el inmenso tesoro documental.

El estilo de Fray Patricio es arcaizante.En él hay "transparencias" de sus lecturas de nuestros clásicos y de viejos documentos de archivo, pero él no quiere renunciar a anacronismos y giros de otras épocas.

Un ejemplo simpático, llega a ver en la "prosapia" de Fray Felipe una "limpia ejecutoria", como si tuviera entre manos un expediente de "limpieza de sangre" del siglo XVII.

Por su larga docencia, el P. Patricio fue nombrado "Lector emeritus" en documento de primero de mayo de 1964.

Murió en Sevilla a los 56 años, el día de san José de 1972.